La primera vez en mi vida que puse el pie en Suecia fue escuchando Millencolin.
No fue en
absoluto premeditado. Se dio el caso de que estaba escuchando Millencolin
cuando me bajé del tren. Y fue cuando estaba saliendo de la estación cuando
relacioné Millencolin con Suecia. Me pareció muy molón. Y hasta me hizo
sentirme joven.
Todas las siguientes veces que fui a Suecia hice la coña de poner Millencolin en el momento de salir de la estación y sentirme como un sueco más.
El otro día no fue hasta que me bajé del avión y me metí en el aeropuerto de Edimburgo hasta que me di cuenta de que había estado escuchando Mogwai desde que salí de mi casa.
En la cola de antes de embarcar quise romperle las piernas a un anciano. No es una forma de hablar. De verdad le miré las piernas y pensé lo mucho que me aliviaría darle una patada en la rodilla con todas mis fuerzas. Lástima que tuviera mi tobillo derecho torcido y vendado, si no la idea de la patada hubiese sido más placentera.
El concierto de Mogwai de este pasado Roskilde fue el mejor concierto que les he visto.
Si ya de por sí
es raro ver a Stuart sonriendo, ver sonreír a la banda al completo debe de ser
algo muy excepcional. Sin duda disfrutaron del concierto.